Hay grandeza en la humildad: cuando el árbol está cargado de frutos, se inclina. La humildad siempre genera ambientes plenos de armonía, en cambio la arrogancia aleja a las personas. Dejo de competir y comienzo a construir.
No hay ego en mis palabras. Sólo hay dulzura y humildad. Cada parte de mi ser emana pureza.
Seguro de mi riqueza interior.