Los lugares más importantes para mantener limpios y ordenados son mi mente y corazón.
Si permito que florezcan pensamientos que no quisiera ver la luz del día, nunca podré tener un verdadero respeto propio.
Abro los ojos a la maravilla del ser. Acepto la forma en que las cosas resultan, sorprendido por la belleza de todo. Yo estoy feliz.