Somos los creadores de todo cuanto nos rodea; y el origen de todo está en nuestros pensamientos. Nuestros pensamientos más íntimos se manifiestan en el espacio del alma, la energía viviente que soy. La base de la espiritualidad es la profunda comprensión del ser, de Dios y de la ley de causa y efecto, de acción y reacción. El conocimiento del ser permite al alma experimentar desapego de los factores físicos y sus limitaciones. Conociendo a Dios, es posible crear una unión comprometida de amor y atraer, desde la Fuente ilimitada que es El, todos los atributos, todas las virtudes, todos los poderes, al interior del propio ser. Comprender los más profundos secretos de la ley de causa y efecto, motiva a la persona a cancelar sus cuentas del pasado y realizar acciones elevadas en el momento presente.