Valoro mis tesoros más valiosos, los del alma y los otorgo a los demas

Que nada vaya al desperdicio: ni mis pensamientos, ni mis palabras, ni mi tiempo.

Estos tesoros son extremadamente valiosos, los uso de manera consciente para mi beneficio y el de las personas que me rodean.


Cada segundo y cada respiración trascienden en la calidad de la vida que me ha sido otorgada.

Con convicción y certeza absoluta 

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