Recuerda cambiar de rol

Hemos aprendido desde niños a vestir nuestro cuerpo para la ocasión, pero no nuestra mente. Muchos suelen preparar desde la noche anterior las prendas que van a usar al otro día, puede ser una o varias mudas de ropa, dependiendo de las actividades que realicen: gimnasio, natación, oficina, fiesta, etc.  Siempre tratamos, en lo posible, que nuestra vestimenta sea coherente con el rol que estamos desempeñando, por eso a veces nos debemos cambiar varias veces al día. ¿Qué pasaría si olvidáramos cambiarnos y llegáramos en  pijama a la universidad, oficina o a alguna cita fuera de casa? Sería embarazoso, pero sobretodo, estresante. Eso sucede a diario con nuestra mente debido a que no hemos aprendido a cambiarla de vestido a tiempo.

Una gran parte de nuestro estrés proviene de la cantidad de roles que desempeñamos a diario y aunque en apariencia estemos preparados, nuestra mente no lo está. Tener buena memoria no es suficiente para recordar todo lo que debemos hacer en un día, es por eso que muchos utilizamos agenda, bien sea física o virtual; podemos detallar las actividades, programar recordatorios y también hay quienes prefieren delegar esa responsabilidad a su secretaria. Sin embargo, es evidente que así tengamos secretaria o una agenda perfectamente programada, el estrés parece programarse también y llegar antes que nosotros a las citas.

Aprender a cambiar de rol en mi mente, significa ser consciente del papel que estoy desempeñando en este preciso momento, dejar de lado aquel que tenía hace un rato o el que debo asumir más adelante. Este aprendizaje exige práctica y paciencia pero su resultado es inmediato: se reduce el estrés.

Para esta semana te invitamos a realizar tres ejercicios:

1.      A través de la meditación, empieza el día programando tu agenda mental. Experimenta de antemano el estado ideal que vas a tener frente a las distintas actividades que desarrolles. Por ejemplo: si debes hacer filas, experimenta la paciencia; si vas a conducir, experimenta cordialidad o paz. Conéctate con lo profundo de tu ser y prepara el mejor vestido de virtudes para tu día.

2.      Durante el día no te quedes rezagado en el rol anterior: si en el trabajo eres jefe, no lo sigas siendo mientras conduces, recuerda que eres conductor igual que los demás. Al llegar a casa no sigas siendo conductor, empieza a ser vecino, hermano, hija, madre, padre, etc. Reduce el rezago y reducirás el estrés.

3.      Termina tu día. Justo antes de dormir, pon pijama la mente: quítate de encima todas las situaciones del día “prenda por prenda” y descansa en la paz, el amor y la felicidad de tu ser.

Ideas compartidas por Julián Forero, arquitecto de 33 años que vive en Bogotá, Colombia.

Fuente de la Imagen: Julián Forero.

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