La reflexión verdadera y profunda requiere silencio interno. Así como un lago tranquilo y plácido puede reflejar el paisaje que le rodea, y otro que sea turbulento no, tengo que aprender a moverme internamente, distante del tumulto que tiene lugar a mi alrededor.
El silencio más profundo tiene lugar cuando el jaleo de los pensamientos y la confusión de los deseos cesan y el alma se queda en total calma.
Cuando empiezo a satisfacer mis deseos más profundos de paz, amor, felicidad y, en consecuencia, de salud y prosperidad, puedo apreciar aún más el valor del silencio espiritual. Es el amor el que me conduce al silencio. El amor completo converge con el silencio completo.
El poder del silencio existe cuando no hay energía desperdiciándose.
Extracto del libro: La última frontera / Ken O’Donnell
Ed. Brahma Kumaris