Cuando un niño comete un error, perdonamos el error, por lo que el niño va a intentarlo de nuevo… o el niño nunca aprende, o tiene miedo de volverlo a intentar, o simplemente se da por vencido y deja que alguien más lo haga.
Cuando hacemos daño a alguien emocional o físicamente, tratamos de hacer las paces, y quitar el dolor… o alguien se aleja con dolor, o es infeliz, o se cuida de estar en nuestra compañía.
Cuando alguien nos ha mentido, sin temor, perdonamos la mentira y ofrecemos nuestra confianza una vez más para que tengan el valor de decir la verdad… o una relación de confianza será imposible.
Perdonamos a otras personas, y también a nosotros mismos, o todos pueden terminar heridos, o alejados… o nunca aprendimos lo que necesitábamos saber.
Y cuando nos perdonamos a nosotros mismos por un error del pasado… cuando decidimos no guardar rencor, aún cuando nos sentimos en lo correcto y heridos. Cuando sinceramente le damos a
alguien otra oportunidad… entonces estamos usando un gran poder, el perdón, parte de nuestro ser.
Perdonamos y eso hace que la vida sea grata y fácil.
HOY, porque eres tu primera responsabilidad… sé tan amable contigo mismo como lo serías con cualquier otra persona. Piensa en un momento en que hiciste algo de lo que te arrepientes… cometiste un error que se ha quedado en tu mente. Entonces mírate como un niño que te necesita… perdónate a ti mismo.
Practica el perdón… con gracia y facilidad.