En una obra cada actor tiene un rol único e irreemplazable. La riqueza de la obra yace en que cada uno interprete su propio papel y no el de otro.
Del mismo modo tengo grabado en mi ser un propósito que me hace irreemplazable.
La plenitud sólo podrá ser experimentada en la medida que cumpla mi propósito. Destino tiempo a descubrirlo, no puedo dejar pasar otro día sin aclararlo y comenzar a vivirlo.
Sin distracciones