Sólo hay un ser que no fluctúa en su estado interior nunca. Él es el Océano constante de paz, es Dios, el Ser Supremo, el Alma Suprema. Está constantemente estable y nunca tiene miedo de nada.
¿Por qué Dios tiene ese estado? Porque Él está más allá de lo físico, en un estado donde no tiene atracción hacia lo material. Efectivamente, aunque Dios puede interactuar con lo material, no está apegado a ello. Su estado es ilimitado, es libre y por eso nos puede liberar.
El método para volver a tener estabilidad real y llegar a ser como una montaña firme a la que no le importa si el viento es fuerte o si se acercan tormentas, consiste en desarrollar la conexión interior con lo espiritual.
Esto nos permite ser firmes y volver a ser conscientes del alma y conectarnos con el Ser Supremo, con el Ama Suprema.
El poder espiritual nos hace insacudibles. En la vida hay situaciones que llegan a convertirse en obstáculos y siempre las va a haber, hasta el final, porque son maestros que nos enseñan. Si uno realmente quiere permanecer estable a pesar de las situaciones, debe aprender que el único poder que nos mantiene en bienestar es la paz y el desapego que viene de la conexión interna con el propio ser y con el Ser Supremo.