Si mi atención está atontada por los acontecimientos de ayer y sujeta a la aprensión sobre lo que puede ocurrir mañana, no podré apreciar la belleza del presente.
Agradezco al pasado haberme traído aquí y ahora, por haberme enseñado tantas cosas.
Agradezco el futuro lleno de nuevas oportunidades y desafíos, pero me quedo en la paz del presente para sentir el pulso de la vida dentro y fuera de mí.