¿Te has detenido a pensar cómo estamos siempre listos para dar consejos? A menudo, las personas sólo necesitan alguien con buenos oídos y alguna dosis de empatía.
Pero, ¿qué es la empatía?
Es sentarse con la persona, en realidad es ponerse en su lugar y tratar de descifrar lo que siente. Pero sobretodo, lo que necesita.
Cuando estamos en un estado de tristeza, a menudo no necesitamos consejos, sólo alguien que nos entienda. Ser escuchados nos alivia, sin juicio, sin que nos digan lo que debemos hacer.
La respuesta a la angustia de alguien puede estar en tu silencio, en una mirada comprensiva, en un abrazo apretado o en unas manos cálidas.
Durante una conversación con un ser querido practiqué la empatía y en lugar de aconsejar, me limité a escuchar. Le di la libertad de expresarse y desahogarse. Al final le expresé cómo la entendía y cómo creía que se sentía. Ella dijo: «Wow, has descrito exactamente cómo me siento, ni yo misma podría haberlo dicho mejor. ¡Muchas gracias!»
Lo que ella necesitaba para poder entender la mezcla de sentimientos y autoanalizarse, era sentirse acogida.
En una conversación con otra persona hice lo mismo y la persona dijo: «Parece que lee mis pensamientos, eso es exactamente lo que siento!»
Esta actitud aplaca y suaviza, reduce la fuerza de la tristeza, aleja la energía negativa y te deja más leve. Da claridad sobre de la situación e incluso sobre ti mismo.
Practica esta semana el acto de escuchar y tener empatía por las personas con las que te relacionas. Sin juicios, sin consejo, sin querer contar tú historia en medio del desahogo del otro. Sólo siente con ella, sentir con el alma.
¡Somos la extensión del otro!
Ideas compartidas por Carol Anache, 27 años, periodista que vive en Campo Grande, Brasil. Además de asistir a BK, es la creadora del proyecto Vida Ampliada.