El Observador

Llevados por el ritmo de la vida moderna, llena de presiones y urgentes metas por cumplir, nos hemos olvidado de nosotros mismos, de recordar qué es lo que somos en esencia. Sin embargo, en este mismo instante puedo viajar hacia mi interior y ser un observador de cada uno de mis roles, de cada uno de mis pensamientos, desde ese punto de observación, podré ver cómo estoy usando mi energía interior.

Un verdadero héroe en la escena de la vida nunca ve a los demás personajes como enemigos, sino que es capaz de ver en cada uno de ellos la posibilidad de que lleguen a ser iguales a él: eso es lo que lo convierte en un líder de verdad, que respeta y es respetado.

La mayor batalla de nuestra existencia consiste en dominar nuestros propios hábitos. Estos se han ido formando al repetir constantemente determinadas acciones o pensamientos, hasta que se convierten en rasgos característicos de nuestra personalidad. Un hábito es como una hendidura en la tierra, que se hace cada vez más profunda con el continuo pasar del agua. Si tomamos conciencia de esto, podemos modificar nuestras conductas para no ahondar la hendidura de nuestros malos hábitos sino la de nuestras cualidades y virtudes.

Debemos esforzarnos cada día en ser soberanos de nosotros mismos, sólo así transformaremos preocupación en optimismo y contentamiento; envidia en satisfacción y respeto hacia los demás; placeres temporales en experiencias humanitarias y espirituales, apegos y dependencias, en amor verdadero; ego y arrogancia en humildad.

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