Para nuestra mentalidad condicionada tal vez parezca una paradoja, pero es una verdad espiritual básica que para amar es necesario estar desapegado.
El apego es la raíz del temor, y el temor y el amor no pueden coexistir, así como el día y la noche, el verano y el invierno, el calor y el frío no pueden existir al mismo tiempo como uno y otro.
Preocupación, ansiedad y tensión son las formas de temor más comunes. Aparecen siempre a partir de una forma de apego y no sólo vacían de energía nuestra conciencia, sino que, con el paso del tiempo, envenenan nuestras relaciones.
Donde quiera que encontremos que la energía negativa de esas emociones aparece en nuestra vida, la solución siempre es el desapego. Para superar el temor a la pérdida que se asocia a él, es de mucha ayuda alimentar la verdad de que la posesión es un espejismo.
Desde un punto de vista puramente espiritual, no es posible poseer nada: todo va y viene; en la vida todo llega para pasar.
En realidad, la felicidad es algo que sentimos cuando ponemos nuestro corazón en algo y cuando nuestra intención es dar, no recibir. Si nuestro corazón está apegado a algo, si depende de algo o de alguien, será imposible experimentar verdadera felicidad.
Cualquier cosa a la que nuestro corazón esté apegado impedirá que nuestra energía fluya hacia el exterior. El flujo de nuestra energía debe ir de dentro hacia fuera, no al revés.
Extracto del libro: A la luz de la meditación – MIKE GEORGE