La travesía de la vida está llena de cambios. La vida es cambio, movimiento y crecimiento. Cuando estoy en medio de un vendaval de cambios e inconstancia, debo fijar la mirada interior en la calma y la estabilidad.
Esto me dará la fuerza interna para afrontar las situaciones nuevas y diferentes que nos sobrevienen, y nos servirá de sustento para pensar con claridad y tomar decisiones apropiadas. Con firmeza me sostengo de las verdades espirituales, eternas e inmutables, soy un alma, soy luz inmortal y plena de cualidades, con esta conciencia no necesito resistirme al cambio y puedo aceptarlo. Tal vez sea una señal de que ha llegado el momento y una llamada para despertar. Después de todo, el camino a la virtud es un sendero de cambios, un sendero de transformación interior y crecimiento personal.
Cierto muy atinado.