Amor incondicional

El amor que yace en nuestro interior es el de nuestra naturaleza original consciente del alma, es un amor puro e incondicional.

Siendo consciente del alma, uno experimenta que, simplemente, se convierte en el amor mismo. Se es indivisibles con él y se está tan pleno y completo en la experiencia, que ya no hay deseos.

El amor incondicional no puede dirigirse ni controlarse. Uno puede ser amor pero no puede entregarlo. En el momento en que lo diriges a una persona o se lo quitas a otra impones una condición sobre él. El ego y el apego intervienen cuando decidimos a dónde debe ir.

Al ser conscientes del alma el amor incondicional emana de nuestra personalidad original. Dar amor está de acuerdo con su propia naturaleza más que con nuestra dirección. El amor tiene su propio poder.

Para amar incondicionalmente debemos distanciarnos de todo lo demás y convertirnos en el amor mismo, y luego permitirle a ese amor la libertad de cumplir con su propio objetivo.

“Si uno se convierte en amor, entonces no hay nada que probar, pues el amor es notorio y se reconoce de inmediato”. 

Extractos del libro: 
MISIÓN DE AMOR
Viaje espiritual de un médico
Roger Cole

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